Para ayudar eficazmente a las personas que atraviesan momentos de alto riesgo, la aproximación debe ser siempre sensible y proactiva. Es fundamental abordar la conversación sobre el suicidio con profunda empatía y tacto, desterrando cualquier estigma. Nuestro objetivo principal es detectar las señales sutiles (y a veces no tan sutiles) que puedan alertarnos sobre el estado de vulnerabilidad de alguien cercano. Más crucial aún, es nuestra responsabilidad ofrecer un acompañamiento profesional adecuado y accesible, asegurándonos de que la persona reciba la ayuda especializada que necesita.
El Dr. Pedro Neira, responsable del Departamento de Psicología en la prestigiosa Clínica López Ibor, enfatizó recientemente en Noticias Cuatro la importancia crítica de la identificación temprana de señales de alerta como la medida más fundamental para la prevención del suicidio.
El Dr. Neira indicó que existe una serie de indicadores que jamás deben pasarse por alto en nuestro entorno y que requieren nuestra atención inmediata. Estos incluyen:
- Cambios notorios y abruptos en el comportamiento o los hábitos de la persona.
- Un marcado aislamiento social y el retraimiento de actividades y relaciones previamente disfrutadas.
- La aparición repentina o la exacerbación de síntomas de depresión o ansiedad ya existentes.
- Cualquier expresión directa o indirecta de desesperanza sobre el futuro o la sensación de ser una «carga» para los demás.
La vigilancia activa y la intervención oportuna son vitales para guiar a estas personas hacia el apoyo psicológico necesario.
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