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Consejos prácticos para cuidadores de enfermos de Alzheimer

21/09/2020

La demencia tipo Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que suele presentar un inicio insidioso y un curso progresivo. Se caracteriza por presentar cambios en la conducta, en los procesos cognitivos y emocionales que con el tiempo mermarán autonomía e independencia a nuestro ser querido

Cuando a un ser querido le diagnostican Alzheimer, sentimos miedo, inseguridad y nos inundan multitud de preguntas. Es habitual tener dificultades para manejar y abordar este tipo de enfermedad.

Desgraciadamente no existen respuestas únicas o trucos infalibles. En ocasiones lo que en un momento puede resultar útil, en otro momento puede no serlo. Cada caso es único y sus diferentes características, así como la evolución de las mismas, van a marcar las diferencias en el manejo a desempeñar con nuestro ser querido.

Pero hay una serie de pautas comunes que pueden resultar de ayuda a la hora de manejar situaciones problemáticas. Lo primero que tenemos que saber es que es muy importante el desarrollo de la comprensión y la empatía, es decir, ponernos en la piel del otro sin tratar de perder el control de las situaciones. Detrás de los comportamientos que observaremos hay un motivo, aunque a veces no seamos capaces de identificarlo, no olvidemos que se trata de una enfermedad.

Características habituales del alzheimer y consejos sobre cómo actuar ante cada una de ellas

 

Puede resultar desolador, incómodo y desesperante el ver cómo tienen conductas repetitivas y nos repiten una y otra vez las mismas cosas. En estas situaciones es posible perder la paciencia o no saber bien cómo manejarlas. Aunque resulte complicado, es importante permitir que se expresen, de este modo favorecemos el desarrollo de la comunicación y el lenguaje.

Si el afectado se encuentra desorientado o desubicado, en la medida que sea posible hay que tratar de que sean ellos los que encuentren sus respuestas, para ello podremos ayudarles facilitando claves, rutinas y horarios que favorezcan su orientación con el objetivo de fomentar y preservar al máximo la mayor autonomía del afectado.

Puede ser habitual que ya no puedan realizar actividades o labores que antes desempeñaban, aspecto que genera gran frustración para el enfermo así como dolor para el cuidador al ver la merma de capacidades. Es esencial fomentar y favorecer el que realicen algunas tareas como las que son más repetitivas o automáticas. Permitirles realizar estas actividades como por ejemplo doblar calcetines o deshacer una madeja de lana, ayudará a que estén ocupados, distraídos y reduzca su nivel de malestar.

Manejar comportamientos tercos, oposicionistas y conductas pueriles es otra de las situaciones que generan especial inseguridad y duda. Pese a la presencia de las mismas, no debemos tratar a los mayores con infantilismo. Puedes simplificar las tareas, y en la medida que sea posible fomentar que tomen decisiones, o dar control para que puedan elegir entre algunas alternativas.

Es natural que podamos perder la paciencia o que nos cueste comprender los nuevos ritmos, así como respetar el enlentecimiento de nuestros mayores, para ello recuerda la importancia de reforzar la empatía y respetar los tiempos que ahora se necesitan para resolver actividades que antes costaban menos.

En fases más avanzadas de la enfermedad pueden aparecer alucinaciones, que son percepciones sensoriales de una realidad que no existe y delirios que son interpretaciones e ideas que la persona que las experimenta, las percibe como reales, pese a que no sea así. El contenido de las mismas puede ser perturbador o desagradable, en estos casos debemos intentar no tratar de razonar o demostrarles que no tienen razón, pues esto les generará mayor malestar.

Es importante hacer por reducir el nivel de angustia tratando de acogerles y escucharles, y cuando reduzca el nivel de alerta o malestar hacer por desviar su atención en otros aspectos que les favorezcan el ajuste a la realidad. Incluso si las ideas delirantes o alucinaciones son agradables, no debemos fomentarlas.

Una de las posibles manifestaciones de esta enfermedad que hacen difícil su manejo es la presencia de comportamientos agresivos o violentos. En estos momentos debemos tratar de mantenernos serenos, y entender que estos comportamientos son producto de la propio proceso neurodegenerativo de la enfermedad.

Es de especial importancia minimizar los riesgos y mantener al máximo la calma evitando responder de manera agresiva física o verbalmente. Mantener un tono de voz pausado, reducir los distractores, así como no realizar forcejeos o grandes gestos favorecerá la bajada de la agresión por parte de nuestro ser querido. Dirigirnos a ellos por su nombre favorece que focalicen mejor la atención y de este modo si fuera posible tratar de disuadirles o dirigirles a estímulos que les relajen.

Para minimizar o reducir las situaciones de riesgo, podemos anticiparnos a la escalada de agresividad, para ello, como cuidadores u observadores, debemos prestar especial atención a las señales que nos indican que se puede estar descompensando como la presencia de miradas amenazantes o tensión, entre otros. Esto favorecerá la mejor resolución de las tensiones tanto para nuestro ser querido como para la persona al cargo.

Como última recomendación, y no por ello menos importante, para poder acompañar a nuestro ser querido a lo largo de este proceso de deterioro paulatino, es de especial importancia ser comprensivos y flexibles con nosotros mismos y con ellos para de este modo ir aceptando el desarrollo y curso de la enfermedad que hará de nuestro ser querido alguien a quien nos cueste reconocer.

Aceptar y comprender el proceso de deterioro que hará de nuestro ser querido alguien cada vez más dependiente no es sencillo. Mantener el control y realizar un manejo adecuado cuando nos enfrentamos a lidiar y asistir un proceso neurodegenerativo como una demencia tipo Alzheimer con un ser querido es muy difícil, es habitual sentir culpa y no saber cómo actuar en ciertas situaciones. No te sientas mal por ello, para eso están los especialistas, para resolver las dudas, miedos e inseguridades que tengamos durante todo el proceso de acompañamiento de nuestro ser querido.

Permitirse expresar tus sentimientos como cuidador y compartir lo que estás viviendo hará de este duro proceso algo más llevadero. Igual que tratas de ayudar a tu ser querido, otros te pueden ayudar a ti, no tengas miedo en pedir ayuda.

En Clínica López Ibor facilitamos cuidados médicos, psiquiátricos y psicológicos a las personas que lo necesiten. ¡Visita nuestra web y conócenos!

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