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10 consejos para ayudar a un familiar con depresión

14/10/2020

Profunda tristeza, desesperanza, sentimientos de culpa e inutilidad, aislamiento, fatiga permanente, irritabilidad, incapacidad de disfrutar, deseos de muerte… Fácilmente podemos reconocer el sufrimiento que padece una persona con Depresión, pero… ¿Qué pasa con su entorno?, ¿Qué pasa con sus familiares?, ¿Cómo les afecta a ellos? Y, sobre todo, ¿Qué pueden hacer ante esta realidad?

A continuación encontrarás una serie de consejos para poder ayudar a tu ser querido y otros para poder ayudarte a ti mismo a afrontar la situación de la mejor manera posible.

Pautas para ayudar a un familiar con depresión

 

Es fundamental que entiendas lo que le ocurre. La Depresión es un Trastorno Psiquiátrico que produce una grave alteración en la forma de pensar, de sentir y de actuar.

Debes saber que no se trata de algo voluntario, ni de lo que se pueda salir con “fuerza de voluntad”. Comprende que las situaciones cotidianas que a ti te parecen sencillas, a una persona con depresión le suponen un reto inalcanzable.

Haz saber a tu familiar que puede contar contigo. Pídele que te explique qué es lo que le ayuda a mejorar y qué no. A veces, nuestros criterios no coinciden con los suyos. Muestra tu disposición a escuchar sin juzgarle. No siempre es necesaria tu opinión, tan solo que sepa que le escuchas.

Explícale a tu familiar que lo que le ocurre no es por su culpa. Debe comprender que se trata de una enfermedad y, que como tal, necesita un tratamiento que le ayudará a mejorar. Es importante que sepa que no tiene que llevar todo el peso solo y que con ayuda profesional, el proceso será más rápido.

Debes saber que cuantas más actividades vaya realizando tu ser querido, más mejorará su estado de ánimo. Pero la clave es motivar sin forzar, ya que si no lo consigue o no lo disfruta, su sensación de fracaso puede aumentar.

Una buena estrategia sería comenzar poco a poco por aquellas actividades que menos le cuesten y que, en el pasado, le resultaran más gratificantes. En cualquier caso, proponlo de forma empática y relajada. Insiste suavemente, pero si lo sigue rechazando, espera a otra ocasión.

Si tu familiar hubiera sufrido un accidente y tuviera que volver a aprender a caminar, aplaudirías cada avance, desde el más mínimo movimiento del pie… y con la Depresión debes hacer lo mismo.

Premia cada mínimo esfuerzo que consiga hacer: sonreír, aceptar un plan, participar en alguna conversación, hablar positivamente de futuro,… Hazle saber claramente que te has dado cuenta y cuánto lo valoras. Y recuérdale que cada vez, le será más fácil.

No le recrimines si no hace lo que le has pedido, recuerda que no es culpa de tu familiar, sino que es la enfermedad quien se lo impide. Evita comentarios como “pon de tu parte”, “anímate”, o “no tienes motivos para estar así”, etc. Tampoco intentes “curarle” o hacerle razonar a través de sermones bienintencionados pero ineficaces en esta situación. Acabareis los dos agotados pero nada habrá cambiado.

A no ser que así te lo indique el profesional, no asumas todas sus responsabilidades. Por un lado, evitarás que se instale en esa situación, pero también le ayudarás a que se sienta útil (no olvides reconocérselo). No obstante, no dudes en ofrecerle tu ayuda al principio, facilitándole el esfuerzo (por ejemplo, acompañándole, o haciendo una parte de la tarea).

Probablemente tu familiar tenga un discurso centrado en lo negativo tanto de sí mismo, como de lo que le rodea. Por ello es importante que, aunque le transmitas que puede contar contigo y que se sienta escuchado, una vez que termine y sin reproches ni acusaciones, intentes desviar la conversación y su atención hacia otros temas que no tengan que ver con la Depresión; no tienen que ser contenidos necesariamente alegres, basta con que sean neutros.

Superar una Depresión es un camino largo y los altibajos forman parte de él. No se deben a la voluntad de tu familiar, ni a que tú lo estés haciendo mejor o peor. No cambies las estrategias constantemente buscando una mejoría rápida. Sé paciente y cree en la ayuda que le estás brindando.

Algunas personas que sufren Depresión pueden presentar ideas o deseos de suicidio, no restes importancia a esa posibilidad. Pregúntale directamente a tu familiar, comparte con él tu preocupación. En caso de que su respuesta sea afirmativa, o, aunque no lo sea pero tú sospeches que puede estar contemplando esa idea, ponte directamente en contacto con los profesionales sanitarios y sigue las indicaciones que te ofrezcan.

Convivir con una persona con depresión y cuidarse a uno mismo

Convivir con una persona con Depresión y ayudarla no es fácil y es un proceso largo. Por este motivo, es importante que no descuides tu bienestar y salud mental. Si quieres ayudarle, ¡tienes que cuidarte!

Es posible que inicialmente te muestres solícito y especialmente amable, pero también es posible que, con el paso del tiempo y, sobre todo, si no hay mejoría, comiences a notar enfado, impaciencia, frustración o, incluso, cierto rechazo hacia tu ser querido. Debes saber que todo esto es normal y que se debe a la fatiga emocional que sientes. Lo importante es no negar o evitar esos sentimientos, sino reconocerlos, entenderlos e intentar equilibrarlos.

Es importante que sepas que, si bien, tu ayuda puede favorecer el proceso de mejora, no es para bien o para mal el elemento primordial. Tú eres una ayuda pero no eres responsable de la recuperación. El principal responsable será el enfermo en colaboración con los especialistas.

Como hemos dicho, ayudar a alguien con Depresión no es sencillo, y ya sabes que es un proceso largo. Es por eso que debes protegerte. Cuenta con otros familiares si es posible, para que te ayuden a que no seas el único apoyo.

Busca momentos para ti “libres de Depresión” en los que puedas evadirte y disfrutar de actividades que te resultan gratificantes. Favorece el contacto con otras personas de tu entorno y mantén conversaciones que nada tengan que ver con la Depresión, ni con tu familiar, y no te sientas mal por ello. También es posible que puedas necesitar ayuda aunque tú no seas el enfermo. No se trata de que seas débil, sino de que eches mano de todo lo que te pueda ayudar.

En Clínica López Ibor ayudamos a las personas con Depresión a tomen conciencia de su situación y adquieran un compromiso activo para su trabajo terapéutico, y trabajamos con ellas para que alcancen un nivel adecuado de estabilidad emocional. Más información: Tratamiento de la depresión en Clínica López Ibor.

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