El «bullying» en las escuelas afecta a uno de cada tres menores, y su impacto puede ser devastador. Expertos de la Clínica López Ibor destacan las señales de alerta para los padres, como cambios de conducta, alteraciones del sueño o rechazo a la escuela.
El acoso escolar puede resultar en consecuencias graves, como baja autoestima, estrés postraumático y bajo rendimiento académico tanto para las víctimas como para los agresores y observadores.
Los expertos enfatizan que el acoso puede comenzar desde los primeros años de la infancia y que la prevención es fundamental. La concienciación y la sensibilización del profesorado, así como la promoción de la tolerancia cero y las habilidades sociales desde una edad temprana, son cruciales para prevenir el acoso escolar.
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Los padres también deben educar a sus hijos en la autoestima y en la comunicación abierta para que informen sobre situaciones de acoso.
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